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jueves, 19 de mayo de 2011


Pocos elementos, unos erizos de castaño, unos palillos de hilar a mano y una vieja fotografía en blanco y negro, de pie, sobre un paño. Después elegir el lugar donde deben reposar, y el horizonte que queda detrás. La piedra sostiene y delimita. Luego situar cada cosa esperando que encuentren su lugar, y dejar que los ojos vean algo que no existía antes. Esperar que la luz no distraiga, y que llegue el hálito hasta el altar, y arrodillarse para sentir la humildad como una gracia. Un pequeño homenaje a Toni Catany.

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