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jueves, 19 de diciembre de 2013

La lluvia, falsa o verdadera.



Hoy la lluvia tiene cuerpo, y ojos y manos poderosas, y cumple con la rutina aprendida a lo largo del tiempo. La oigo arrimarse hasta mis huesos, trabajar en silencio, y siento su poder y su misericordia.  Nada es ajeno a su voluntad. Cae con todo el pasado y el presente juntos sobre las cosas, y las hace débiles, cada vez más débiles. Llueve como ha llovido durante estos cincuenta y dos años , sin darme cuenta, sin saber que nunca ha dejado de hablarme y decirme que cuando mañana luzca el sol será solo un espejismo, una manera de sentirme dueño de la tierra que ella nos entrega. La lluvia, falsa o verdadera,  reclama un lugar en mi cuerpo.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Al otro lado






He decidido mirar desde esta orilla. Ningún destino tiene aquello que necesito, ni lengua, ni testimonio, ni piel distinta, son capaces de despertar en mi alguna curiosidad, y obligarme a dejar la calma que adormece y debilita, y guarda su veneno dentro. Esta suave caricia de lo ya conocido, este extraño convencimiento de que nada puede hacerme otro, lejos, allí donde todo esté aún por descubrir. Siento sólo un dolor apaciguado que lentamente alimenta mis huesos, y los devora con paciencia, sin fracturas, sin la enfermedad que muerde la carne y la aniquila. Así, lentamente, entiendo la rozadura, y sé que el tiempo traiciona con medida, aunque lo oiga trabajar sin descanso, pero sin la urgencia que veo en los que cruzan desesperadamente las aguas, aquéllos que se alejan en busca de otras vidas intentando ser distintos y ser mejores.


sábado, 7 de diciembre de 2013

El kilométrico



EL KILOMÉTRICO
Detrás de una montaña de zapatos, sentado cabizbajo, regentaba una pequeña tienda llena de brumas y lluvias traídas desde su tierra natal a esta calle de Barcelona pulcra y menesterosa. La puerta de cristal giraba en sus pernios desafinados advirtiendo de una nueva visita. Eran años de sombras y luces pequeñas que pugnan aún por sobrevivir. Y como entonces oigo al hombre rebuscar entre hojas de periódico y montones de púas. Y lo veo erguirse sobre las adversidades y sacar de un lugar oscuro los billetes del kilométrico entre aquel olor que sólo fabrica la pobreza, y el desorden, y no consigue borrar la grasa del betún que con mano experta extiende sobre la piel cosida y recosida mil veces, mientras pasa la gamuza y saca lustre. Y aquél que fui deja sobre el hueco del mostrador el dinero contado, como si fueran las últimas monedas de la civilización.

miércoles, 4 de diciembre de 2013



CAÍDA

Y se irán
como viejas luces
equivocadas
detrás de no sé
qué
misterio,
como si todo
no valiera nada,
y la última verdad
fuera
un leño
consumiéndose.

Y la noche,
extraña siempre,
conseguirá
enmudecer
la sombra
que va
conmigo
a la deriva.

Y oirás, allá,
dónde ya nada
es
lo que pudo
ser,
un grito
que nace en ti
y se expande.

Y luego
regresa.