Sábado, 21 de mayo. Desde Abrucena seguimos un camino de montaña hacia la sierra. Íbamos en busca del encinar situado a mayor altitud de toda la península, aproximadamente a 1.500 metros. La sierra sin nieve se descubría desnuda. En lo alto el sol acariciaba las rocas, y ni siquiera las nubes eran una amenaza seria. Entramos en un escarpado bosque de encinas que crecen en los bordes rocosos, detrás de un rastro cierto que nos llevara hasta los boletus que nacen entre los chaparros. Dos ejemplares se escondían sin dejar al descubierto más que una mancha ocre, y una piel lisa.
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martes, 24 de mayo de 2011
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