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sábado, 28 de mayo de 2011

Este día indeciso nos contagia su abulia. Surgen tímidos los primeros rayos de sol pero se ocultan ante la presencia de unas nubes alargadas. Van y vienen, sin decidirse. Se acercan y se alejan como los pensamientos. Marc Fumaroli reivindica en el prefacio a La diplomacia del ingenio la prosa francesa elejada de la vehemencia y el desgarro, de lo sublime de la poesía. Con Montaigne los franceses alcanzan un nuevo estilo, esa prosa donde las ideas se alían con el ingenio para convencer a lector de que la verdad es siempre relativa, y depende de la distancia que se establezca frente al mundo, de lo que separe corazón y sociedad. Sobre esa base nace una nueva literatura, un nuevo hombre. Quizás más tolerante, pero más distante.Nace el otro, el que observa, y calcula.

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