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jueves, 1 de septiembre de 2011

Para o Brístol Club dancing


De aquella vieja ciudad, que el Douro reanima permanentemente como queriéndole insuflar a los días algo de un viejo esplendor ya perdido, solo quedan  esas dos ilustraciones de Jorge Barradas publicadas en la revista lisboeta ABC, compradas en una librería de viejo. El resto permanece en algún lugar de la memoria, pues son caprichosas las suertes del destino y uno no sabe nunca hacia qué orilla lo llevará la corriente. Oporto oculta más de lo que muestra, como si quisiera guardar para sí misma lo mejor de su pasado. Hubo un tiempo en el que parecía bondadoso el mundo a los ojos de los portuenses, era la época, años veinte, en que la ciudad se reflejaba glamurosa en aquellos Dancing Clubs. El Brístol tuvo que tener también su homólogo en Oporto. Allí las jóvenes lusas se encandilaban por la belleza que llegaba de Europa, de la mano de un art déco que realzaba la elegancia al mismo tiempo que el sueño de una cierta libertad.
Lo que vimos nosotros eran sólo sombras de aquellos años. Como turistas fuimos recorriendo las calles del barrio portuario, adentrándonos en las humildes casas que miraban el río. Luego descendimos hasta el muelle para subirnos en una de esas barcazas que pasean a los extranjeros casi hasta la desembocadura. Cerrando los ojos una gruesa brisa nos trasportaba más lejos, hacia otra ciudad, hacia otro tiempo. Era el 11 de agosto , el mismo día en que había salido a la venta aquella revista , 84 años antes. Cuando descendimos de la barcaza nos dirigimos al Bristol, la noche comenzaba a adornarse con antorchas de gas, oímos la música que sonaba en la terraza, animosa, feliz, de recibirnos. Y entramos dichosos.     




Jorge Barradas. ABC, 25 noviembre de 1920


Jorge Barradas. ABC , 11 de agosto de 1927




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