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domingo, 4 de septiembre de 2011





Prados iluminados un instante, mientras las nubes caminan deprisa hacia Caldelas. Sobre el Pedroso parecen mirarse como yo las miro, como se miran dos conocidos, después de transcurrido el tiempo. Agosto lleno de falsas ilusiones se enciende en las hojas, en ese traje efímero que las ramas abandonarán pronto. Y sin embargo su resplandor permanece más allá de las horas, de los días vividos.   


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