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lunes, 25 de junio de 2012



Olvidé el nombre y, en ese mismo instante, la verdad que ese nombre contiene.  Pero algo de todo aquello queda atrapado en ese lugar, en un dominio que pertenece al pasado, y sin embargo está presente aquí y ahora cuando miro derrotadas esas hojas, enterrado el color  como una estela que se apaga antes de iluminar el cielo . Cubren los hilachos la tierra igual que  viejas serpentinas que el viento lleva lejos, desperdigándolas, alejándolas de su verdadero origen. Pero nada es comparable a la presencia de un cuerpo caído, ni a la extrañeza que deja en la memoria un cuerpo abandonado, un cuerpo  que no respira, ni oye,  un cuerpo apagado con toda su vida dentro, con todo el amor y el tiempo  terminados . Y sin saber a dónde, a qué lugar se dirige solo.

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