Celadores y místicos, marineros, jornaleros,
oficinistas, mercaderes, el joven clero, la vieja prostituta, todos dispuestos
a sortear la incertidumbre, la larga travesía que nos espera. El pasado,
absurdo y ridículo. El hoy, desarmado. El futuro, tejido con duro esparto. Pero quiénes serán los héroes del mañana, los
que consigan reducir la presa, subvertir los pensamientos, el azul prístino de
un horizonte moribundo. Y quiénes perecerán en el único intento que nunca habrá
sido, en la duda, en la certeza de que ha pasado su tiempo, un turno breve. Quién renuncia,
quién abandona, quién da fe de que acaba la vida que para otros comienza.
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