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viernes, 15 de junio de 2012



VUELTA

Asomaban las primeras sombras mientras el agua de lluvia cubría el asfalto, lleno de cráteres, los pies
hundidos en sus oscuras cavernas , y el frío y el miedo en las piernas, en lo más profundo.  Y aún así decidimos subir por la montaña hasta las cruces. En lo alto era menor el remordimiento, más intensa y libre el ansia, el pecado pequeño si la vida bullía mientras alguien encendía unas luces a lo lejos. Una estampa de la ciudad marítima dibujada en el horizonte, con sus azules caídos y la arboleda cada vez más silenciosa, llena de enigmas, como aquellas cuentas que cada uno desgranaba  entre excusas, y la inconsciencia y la fiebre que se desata si alguien profana el orden.
Después la vuelta. El temor cumplido, y las rodillas en el suelo . Y otras luces también ardiendo junto a unos lirios. Qué paz entonces, cansados los cuerpos de la aventura, frente a las hojas y el rostro sereno de una imagen.Y la invocación y el rezo que sólo alcanzaba a pedir algún consuelo, y un castigo menor.

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