Entre las montañas y el mar un viento desoye los
preceptos de la primavera, levanta la tierra , las hojas contra el muro, arrastrando
las nubes de un lugar a otro, sin ninguna misericordia. Un viento que desordena
los frutos, los latidos del corazón, como si recibiera sus golpes. Entre las
montañas y el mar la casa se siente sacudida, y las cosas más inseguras. Ese viento
intimida al hombre y lo aleja de sus certezas, del aliento que da la vida sin menoscabo. Entonces
no encuentra reposo, ni reconcilia el sueño. Solo, escondido detrás de la
zozobra, intenta cerrar los ojos, acercarse a
esos árboles que ayer se henchían de gozo mirando el mar, una hoja transparente
que se une al azul del horizonte.
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