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domingo, 6 de mayo de 2012


Entre las montañas y el mar un viento desoye los preceptos de la primavera, levanta la tierra , las hojas contra el muro, arrastrando las nubes de un lugar a otro, sin ninguna misericordia. Un viento que desordena los frutos,  los latidos del corazón, como si recibiera sus golpes. Entre las montañas y el mar la casa se siente sacudida, y las cosas más inseguras. Ese viento intimida al hombre y lo aleja de sus certezas, del  aliento que da la vida sin menoscabo. Entonces no encuentra reposo, ni reconcilia el sueño. Solo, escondido detrás de la zozobra,  intenta cerrar los ojos, acercarse a  esos árboles que ayer se henchían de gozo mirando el mar, una hoja transparente que se une al azul del horizonte.

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