Voy detrás de la lluvia moribunda, que diría
Pacheco, lejos de los cuarteles y sus celdas. La carga oprime el hueso, la piel gastada de
un sueño que necesita aire, y un lugar en la hierba. Salto de una piedra a
otra, de un tiempo que no regresa a su recuerdo. Los ojos se acostumbran al
sacrificio, lo real es sólo un paso equivocado. Cruzo la corriente tratando de
no dañar el tiempo, seguro de ir río arriba y llegar al nacimiento, allí donde
las aguas se remansan en un espejo no manchado, sin sombra ni aliento, sin la
huella del deseo. Voy detrás de la lluvia, hacia el pasado.
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