Vistas de página en total

domingo, 1 de abril de 2012

No sé por qué el viento aleja las nubes, la sola esperanza de una lluvia menuda que cubriera la tierra del jardín, los muros resentidos y la piel reseca, envejecida antes de tiempo. Abril despierta los sentidos, la sed y la caricia, cuando florece lo que creíamos ya perdido. Los brotes nacen entre los nudos que duermen para siempre, con esta luz que entierra y resucita, que da y quita la vida sin remordimientos. Una luz que no juzga, y no distingue otra verdad que no sea ésta. Nadie recuerda lo que muere, más allá de las últimas lluvias. La primavera no se lamenta por los ausentes, los aparta de nuestra memoria, y cubre su recuerdo con brotes nuevos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario