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sábado, 13 de julio de 2013

Julio



Ya no es éste el mes más generoso con las horas de luz, y sin embargo no percibo  el principio de un final que irremediablemente ha nacido ya. Me siento afortunado por no ser capaz de tasar hasta esa medida  el tiempo,  de  no alcanzar a perfilar su misma presencia.  Y no siento  dolor sabiendo que el verano termina siempre arrodillado,  y los días que vienen detrás han de ser  un largo adiós. Luz y agua me conducen ahora a un lugar propicio para el solaz de los sentidos, y la negación del  ser. Tomo los baños en este mar, y las sales que circulan libres sin pedir nada a cambio. Juzgo tanta generosidad como un error, o una bendición. Y no quiero saber qué vendrá después, qué aguas tendré que visitar cuando llegue la noche.  

 

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