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martes, 2 de julio de 2013

El toblerone: silo de la discordia



El toblerone: silo de la discordia

Hace muy pocos años la inmensa mayoría de la clase política almeriense, los más insignes empresarios, y una parte significativa de la prensa local  - hoy más de un periodista se sonrojaría si dijéramos nombres -   estaba dispuesta a derribar el cable inglés, uno de los elementos arquitectónicos más representativos  de la ciudad, una obra de ingeniería industrial única y de enorme belleza, símbolo además del esplendor de toda una época cuando la riqueza de Almería era la exportación del hierro y otros minerales. Si para aquellos “ilustres” representantes de la sociedad almeriense el cargadero del mineral era poco más que una ruina, sólo chatarra, qué pensarán hoy de este viejo silo de mineral, cuyos valores estéticos no alcanzan aún a comprender.
En esta ciudad de provincias, mi ciudad, las decisiones importantes que orientan el futuro de la sociedad las toman nuestros representantes creyéndose amparados en no sé qué poder absoluto, y demasiadas veces sin la formación y el juicio suficientes. Muchos son los cambios que tendremos que articular en las leyes para ordenar el seguimiento de su gestión, para exigir responsabilidades, y para que ellos sepan que sólo son servidores públicos, y que esa categoría tienen además que ganársela , como el estudiante que opta a una beca, es decir aprobando cada curso. Pero la gran mayoría de estos cambios seguramente tendrán que venir de un mayor compromiso de la propia sociedad, haciéndose valer para que nadie se crea impune ni con la autoridad que sólo interinamente deben tener. El silo del mineral, el toblerone , pasará a la historia como una derrota más, y el mayor desprecio que la clase política ha tenido con Almería: la falta de transparencia, los reiterados intereses especulativos y urbanísticos, el engaño y el  abuso de poder, y  la constatación de su ignorancia artística, aconsejan un mayor compromiso de todos. De lo contrario qué futuro nos espera…


1 comentario:

  1. Gracias, amigo, por decir con valentía la verdad de lo que piensas sobre este tema y por decirlo con argumentos que conjugan la supremacía moral con la dignidad ciudadana. Abrazos.

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