JUSTOPAGO
He
vivido los años sin saberlo.
Tampoco
he necesitado otra cosa.
Cada
uno traía su parte de calor y de sombra.
Como
los árboles, he ido acumulando certezas
y
señales, y ahora muestran las grietas,
las
ramas con sus frutos pequeños.
Sobre
ellos se posan algunos pájaros,
celebran
el adiós, mientras cae la nieve
y
el silencio se rompe.
Si
vuelvo tras ellos, el camino, a veces, se cierra,
las zarzas impiden mi paso.
Los
años se protegen,
se
defienden detrás de la maleza que crece salvaje,
de
los espinos que salen de la flor.
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