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domingo, 25 de marzo de 2012



Último domingo de marzo, la diamela recién podada espera la lluvia. Desnuda parece más frágil, más necesitada. Sus ramas delgadas conocen el vértigo, la sed, el viento. Cruzo unos hilos blancos bajo sus nudos y el alambre. Y aceptan el abrazo. Sólo es cuestión de tiempo, en los días que vienen abrirán sus brotes. Lo nuevo se anuncia en silencio.  

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