Hablar de la lluvia como si se tratara de una historia ya vivida. El cuerpo mojado bajo las ropas se estremece al sentir sus raíces desprotegidas. Camino en otro tiempo, y otro lugar, buscando cobijo. Los grandes árboles alargando sus ramas para recibir el agua, antes de que llegue a tierra. La noche, cuando llueve, se hace cada vez más presente, es una piedra que impide la marcha, pero a todos nos trata por igual. Pájaros y alimañas, hombres o ánimas desorientadas. Tan generosa y maternal es la noche que aparta de nosotros todo lo que nos distrae, lo superfluo, y lo innecesario, la codicia y el orgullo. Sólo el miedo nos da la bienvenida. De noche, mientras llueve, no debería cometerse ningún crimen. Las bestias buscan también su refugio, siguen un camino que cruza el bosque, dejando a su paso señales que ni siquiera puede borrar la lluvia. Hablar de una lluvia que ya es pasado, y conviene olvidar pronto.
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