Vistas de página en total

jueves, 14 de julio de 2011

Sigue julio su pauta. Apenas deja un resquicio, una salida. Y poco a poco el cuerpo se acostumbra, y acepta sin rebeldía que los días no merecen nada. Bajo este sol, cubierto de humedad, la imagen del infierno es un calco certero de las ruinas, de estas tierras que hierven como el azogue. Cuando llega la noche, algunas noches tan sólo,  se calma la fiebre y parece que una brisa dulce llama a la puerta. Me levanto y veo que nadie camina, y ahí están los cuerpos suplicando la gracia que los devuelva a su sueño, a ese sueño que apaga las llamas como se apaga una vela, juntando los labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario