“Aquí
no, tu dulce égloga aquí no”.
José
Watanabe
DULCE ÉGLOGA
El sol acaricia el cuerpo
de un saltamontes,
de un saltamontes,
y los pétalos de una flor.
Ningún deseo sobrevive
mucho tiempo.
Es la hora del canto.
mucho tiempo.
Es la hora del canto.
En otra cumbre
un trino solitario
un trino solitario
interrumpe la tormenta.
Ay, dulce égloga
mira por nosotros.
mira por nosotros.
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