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miércoles, 22 de octubre de 2014

Octubre



OCTUBRE II

Y no importa que el tiempo consuma los días
si entrega otros a cambio.
Edward  Thomas, en su poema Octubre, 
parece convencido de ello,
y vuelve la naturaleza a ser un sueño,
como lo fue antes, cuando mirabas la raíz y traías contigo el aire,
las hojas de fresno en tus bolsillos,
y su resplandor llenaba tus manos pequeñas
abiertas para coger el agua.
Y el agua como una serpiente se perdía.

Y, aún así, al ver la vida caerse
no sentiste miedo, o lo que otros llaman melancolía,
ni creció la úlcera en tus ojos.
Y la felicidad, una palabra que nadie ha visto,
es una tregua que el tiempo concede
cuando todos duermen.
La felicidad, un asunto sin demasiada importancia  
mientras haya días y noches,
y lleguen los pájaros, y se posen sobre una rama partida,
y el viento viaje ligero, y crezca la hierba,
y el ruido del agua no empuje hacia el abismo
                                                                         más que agua.

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