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miércoles, 29 de octubre de 2014

Las alas negras



Benditos son los muertos sobre los que llueve la lluvia.
Edward Thomas

Su voz es familiar. Tal vez en la mesa de su escritorio
también guarde algunas hojas de castaño,
o aquéllas más cercanas del nogal
o del manzano que llenan el huerto de la casa.
Sus ojos, de tanto en tanto, necesitan aliviarse
mirando el cielo en su crepúsculo.
Y aunque no lo conocí siendo joven
puedo entender sus gestos,
la melancolía que envuelve su pensamiento
cuando está acostado sobre la hierba,
sin hacer nada, sin desear nada,
y oye el vuelo, las alas negras de una mariposa.

Y entonces busca en su memoria
y abre una ventana, y deja que pase
y conozca su casa, 
los sueños que se siguen soñando en los libros,
en los cuadros, en el sillón que conserva
la postura de su cuerpo, y guarda una sombra

para después.

Aunque sea ésta la primera visita,
la más inesperada.

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