El humor, a veces, para quienes carecemos de él, es
una virtud que tiene un carácter mítico,
una aureola endiabladamente moderna, que le da a sus beneficiarios la
categoría, directamente y sin pruebas de aptitud, de inteligentes, divertidos, con ese toque de
distinción y cercanía, de destreza y sociabilidad sólo a su alcance. Y sin
embargo no echo de menos su ausencia, no me siento desprotegido, huérfano,
cuando oigo ese discurso, porque en una buena novela, en un gran poema , o en
un magnífico cuadro, hay demasiadas cosas que son más necesarias que el humor. Enumerarlas
sería ahora tedioso pero, si alguien está verdaderamente interesado en
saber más, puedo en un descanso de esta
comedia desentrañar el misterio . Y no se rían, por favor.
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