Miro con cierta
incredulidad y al mismo tiempo sorpresa el carácter que adquieren las cosas ,
los objetos, las personas fuera de su entorno natural. Nada más cerca del
absurdo, pero nada más próximo a esta nueva realidad que se empeña en integrar
lo falso y lo verdadero, lo común y lo distinto, como si fueran uno y lo
mismo. Inútil resulta el esfuerzo, el
desvelo por alejarse de esta nueva armonía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario