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lunes, 4 de febrero de 2013



Días inconstantes, de viento que deja su estrépito y quiebras tallos y ramas. Días de sol a destiempo como una mano desconocida que acaricia inmerecidamente. Días de niebla, triste y extraña, deshaciendo la verdad, ocultándola , como una enfermedad que mancha los ojos. Días como tú, inconstantes, huidizos.  La misma desesperanza  frente a lo inestable, frente a vértigo que dices que justifica tu silencio, y tu deriva . Sólo queda la espera, y matar el tiempo con sus mismas armas: desorden, desobediencia.

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