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miércoles, 25 de julio de 2012



Ha llegado la noche. Su boca exhala un viento que aún quema, un viento que en algún lugar acompaña el sueño y lo transporta plácido, y aquí sigue hurgando en los cuerpos ya cansados, abatidos por el roce de la humedad y las llamas. Ha llegado la noche y ya no cesa en su empeño de ocupar la vida, cada hueco, cada mínimo espacio de esperanza. Casi no respiro. La piel no juzga pero delata. Los ojos quieren robar lo que no les pertenece, un brillo que reverbera y ciega si no miran de frente. Ha llegado la noche. Su boca exhala un viento que va quemando lo que ya está cumplido.

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