Vistas de página en total

sábado, 4 de febrero de 2012

He podado el jardín. Las enredaderas están secas, desahuciadas desde hace demasiado tiempo. Sus tallos apretados no conducen el alimento. La madreselva todavía se aferra a las guías temerosa de su final. La cuchilla no sangra cuando corta los troncos de la planta como si fueran huesos abandonados. No sufre, me digo. Voy lentamente despojándola, deshaciendo un laberinto de sombras, un enjambre de miseria y polvo. No reprocha el descuido, el olvido que hace un daño irreparable. Y no maldice mis manos, ni me injuria. Pero cada corte se lleva un recuerdo, una parte de mi vida. Es triste saber que lo que fuiste también se perderá si no se cuida . 



No hay comentarios:

Publicar un comentario