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jueves, 9 de abril de 2020

FALSA ÉGLOGA XVI
Comienza siempre de nuevo la nunca alcanzada alabanza

Alabado el día
y aquella que con su presencia 
hace posible un cielo sin nubes, 
y lo más cercano a mi
que es su cuerpo.

Alabada la sangre 
que circula como lluvia,
y el aire que renueva la pureza,
la quietud del agua
en un vaso inestable.

Alabada la misma voluntad
que nos hace mejores. 
Y ese fuego,
un animal doméstico.

Y alabado el sueño
de comenzar la jornada,
cada cual a lo suyo,
haciendo del trabajo
la menos dolorosa razón
de la existencia.


Y siempre alabada 
la nunca alcanzada alabanza. 

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