FALSA ÉGLOGA XI
Sé
que el sol, va y viene, inquieto, husmeándome
entre
los cañaverales.
Llamas esperanza a las voces
que rodean una luz pequeña,
la que esquiva el peligro
en el camino
de la taberna a los establos.
Si hay oscuridad
el sol espera al otro lado,
en el asidero de una mano amiga.
Las fieras agazapadas.
Y tú, sin saber aún dónde está
tu fortaleza.
tu fortaleza.
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