Vistas de página en total

sábado, 23 de marzo de 2013



Cubro el hueco de las horas vacías, y pasan veloces como el viento que trae lluvia, una lluvia que se prodiga hasta las últimas habitaciones. El sueño no me distrae desde hace no sé cuánto tiempo. Ni sueño ni poesía se atreven, con esta lluvia, a llamar a mi puerta. Será que necesitan distancia, que sus nudillos siguen doloridos. Las manos sino están limpias no merecen lo que tocan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario