Vistas de página en total

sábado, 15 de octubre de 2011

La escritura es como un alcohol en las mañanas frías, cuando aún no hemos salido del sueño y necesitamos algo que nos devuelva a lo real.  Pero cuándo encontraré en las palabras algo más que el consuelo pasajero de ese alcohol que se evapora , un sentido nuevo,  un resquicio por donde mirar lo que no habíamos imaginado, lo que creíamos inexistente. La escritura se deshará entonces de cualquier delirio, cortará las ataduras, y fijará sus propias metas, y sus límites. Nunca habré sido tan feliz, o quizás, solo lo he sido como lector, descubriéndome en ese otro que hilvana pensamientos con esmero y naturalidad. Aún a riesgo de verme arrojado por la corriente de la escritura, sin aliento, y sin respiración. Ciego, desconociendo en qué lugar encontrarán mi cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario