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sábado, 30 de noviembre de 2019

ALBADA Y RÉQUIEM

Finge el horizonte un perpetuo renacimiento, como una pieza musical que agota 
al intérprete y le exige estar en forma.
La costumbre nos distrae del verdadero sentido de las cosas. 
Una flor se abre con piel desnuda, casi líquida. Y es un espejismo su esplendor, 
esas notas que descienden en busca de una noche plácida, sin turbulencias.

Albada y réquiem, cuerdas que tensan una misma incertidumbre. 

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