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jueves, 19 de diciembre de 2013

La lluvia, falsa o verdadera.



Hoy la lluvia tiene cuerpo, y ojos y manos poderosas, y cumple con la rutina aprendida a lo largo del tiempo. La oigo arrimarse hasta mis huesos, trabajar en silencio, y siento su poder y su misericordia.  Nada es ajeno a su voluntad. Cae con todo el pasado y el presente juntos sobre las cosas, y las hace débiles, cada vez más débiles. Llueve como ha llovido durante estos cincuenta y dos años , sin darme cuenta, sin saber que nunca ha dejado de hablarme y decirme que cuando mañana luzca el sol será solo un espejismo, una manera de sentirme dueño de la tierra que ella nos entrega. La lluvia, falsa o verdadera,  reclama un lugar en mi cuerpo.

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