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domingo, 2 de junio de 2013
El viejo profesor
Recuerdo su
figura, extremadamente delgada, los
hombros algo caídos por ese gesto que
lleva la cabeza hacia abajo como si la vida que pasa frente a nosotros no fuera
lo suficientemente interesante, o el
peso de la luz, de un incierto destino, le obligara a recogerse , cabizbajo. Y aún parecía más enjuto, y su cuerpo más desasistido,
cuando en los días de invierno, nunca demasiado fríos en el sur, llevaba puesto
como una coraza aquel abrigo, una trenca de color tierra. Siempre lo vi como al
viejo profesor, siempre imaginé que era como el agua que busca el camino y sortea las
defensas a su paso. No recuerdo ahora ni el lugar ni el motivo de nuestro
primer encuentro, pero sí sus ojos despiertos,
de una rara viveza, sorprendidos ante el calor de la palabra, en la fiel tarea
de compartir una verdad a medias, o cualquier otra teoría acerca del mundo.
Desde entonces hemos coincidido muchas veces en las salas deslucidas de una biblioteca de
provincias, en el taller de un amigo escultor, el cineclub, o en la consulta
imaginaria del otorrino, ya que compartimos entre otras cosas, hasta esa
dolencia que hace que el aire circule mal por conductos averiados. Ayer lo vi
en el gimnasio. Me acerqué, nos sonreímos
al ver en qué extraño lugar coincidíamos. Al cabo de unos minutos de conversación,
se levantó y me susurró algo, como si quisiera revelarme un secreto y compartir
su pesadumbre. Lo escuche sin hablar apenas, su historia era dolorosa. Lo vi, entonces más solo, más indefenso que
nunca. Y sin embargo supe que llegaría hasta el final. Luego me dijo: escribe
algo sobre esto. Y eso hago ahora por él, pero también por mí.
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Me encanta "el viejo profesor" en el gimnasio y su comentario: "escribe algo sobre esto".....y yo estaba en la piscina de "EGO". Besitos.
ResponderEliminarHay gratitud y ternura en tus palabras. ¿Cómo no sentir respeto hacia quienes tanto nos dieron, hacia quienes se entregan con total generosidad, en un continuo desgaste y a diario, hacia quienes con paciencia y amor nos enseñaron cuanto sabían y nos transmitieron valores como la honradez, la justicia, la verdad, la solidaridad...? Pobre, mezquino, turbio el futuro de un país donde sus gobernantes o sus gentes denigran a los maestros de sus hijos. Gracias a todos los maestros y maestras por su callada y fecunda labor.
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