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viernes, 9 de junio de 2017

DESPUÉS DE TREINTA AÑOS


Una ciudad llena de humo,  
y terrados donde tender las sábanas,
y un parque con sus mosaicos y su forja,
sus columpios al sol, y un paraíso 
lleno de duendes y dragones
y áspera vegetación y recuerdos.
Aquel parque donde las madres llevan a sus hijos
que juegan bajo un cielo de orugas,
volátiles como pájaros que huyen
                                                   de su pasado.

El parasol de los pinos protege las voces
de la algarabía del tiempo.

Allí, regreso, a los infiernos de un día
que supura como una herida abierta
que los cirujanos dicen cubrir 
                                          con gasas estériles.


Una ciudad llena de humo, 
                                 después de treinta años.








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