Y
NO MIENTO
Dirás
que ha pasado la lluvia como una locomotora,
sacudiéndose
el tedio
y la
orfandad que queda en esta parte del cuerpo
cuando
cumple su cometido
y
va más allá del bosque
hacia
un nuevo renacimiento.
Y te
diré que nada consigue si las manos están vacías
y los
huesos algo más viejos.
Y que
ha de llover de otra manera,
entrar
en mi esqueleto, donde no hay piel
y la
desnudez vive con miedo.
Ahí,
en este hueco que deja la ausencia,
y la
enfermedad. Ahí ha de llover, día y noche,
y
más días con sus más noches,
hasta
que se aleje el mal como el calor de las cenizas.
Y no
miento, no miento lo suficiente
para
decirte que nada es igual si la lluvia no llega,
aunque
pase luego como una locomotora
y la
oiga cada vez más lejos,
camino
de la muerte.
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