El mar, en ese lado,
abierto
al mundo.
Él, mundo,
nunca
abatido.
El
mar, cuando sepulta
la
razón o el miedo
es
algo más que mar,
es
un camino
que
esconde la verdad
y
guarda el testigo
para
después,
los
cuerpos arrojados
hasta
la orilla,
y la
espuma triste
del
pensar.
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