BODEGÓN
Lunas
que la bruma oculta
son
estos frutos asexuados
que
Zurbarán dibuja en un plato.
Y la
luz y la herida,
sobre
el frío y el paño,
sombras
recogidas
tan
inciertas y fugaces
como
el ser y la nada.
La
belleza es un cuchillo
que
acaricia tu mano,
sangre
que no se ve
y se
siente en los labios.
Vigilia
y llama
anuncian
los membrillos,
y
nadie acude
a
esta noche clara,
a
esta noche oscura
que
huye de la muerte.
Y la
muerte saluda.
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