DESPUÉS DE TREINTA AÑOS
Una ciudad llena de humo,
y terrados donde tender las sábanas,
y un parque con sus mosaicos y su forja,
sus columpios al sol, y un paraíso
lleno de duendes y dragones
y áspera vegetación y recuerdos.
Aquel parque donde las madres llevan a sus hijos
que juegan bajo un cielo de orugas,
volátiles como pájaros que huyen
de su pasado.
El parasol de los pinos protege las voces
de la algarabía del tiempo.
Allí, regreso, a los infiernos de un día
que supura como una herida abierta
que los cirujanos dicen cubrir
con gasas estériles.
con gasas estériles.
Una ciudad llena de humo,
después
de treinta años.
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