Lejos de París o de Praga, del viento de la Historia que
sólo intuyes detrás de cada página, de los hechos que se describen con
dolor y miedo, la vida queda atrás, y se pierde en sus propios pasos, aquí, en
esta noche, bajo un cielo ensimismado que rebosa una calma inútil, es un alcohol que te adormece, una vieja máscara que no deja ver tu rostro. Y dónde las provocaciones, la corriente que
arrastra las palabras más allá del prado donde crece la hierba segura, tu alimento. Lejos de París o de Praga,
escondido entre la noche y un tiempo que no cuenta, vas dejándote caer en
los brazos de aquellos que sujetan la bestia, aún a riesgo de ser un pobre
diablo, el que mira tras el muro, y desea de otros la vida que no alcanza.
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