TIERRAS INTERIORES
Apenas medio siglo nos separa.
Esos días más viejos, y más oscuros, según viajen las
nubes
o se queden.
Llueve en mitad del valle
como ha llovido siempre.
Los bueyes tiran de un arado que escribe en la
tierra.
Y veo las montañas,
el perfil de la sierra entre una selva negra,
y unos hilos encendidos como en una rueca
al caer la tarde.
Las voces resuenan como en una bóveda de piedra.
Las mujeres arrodilladas repiten el mismo salmo
con los ojos cerrados.
Una campanilla anuncia
cuándo los feligreses deben levantarse.
Es parecida a la que llevan los animales en su cuello.
Van con el paso aprendido, y regresan al llegar a la
linde.
Entonces él levanta los ojos
y mira la tierra
como sólo se mira aquello que has amado.
La tormenta y las montañas
están ahí, un instante.
están ahí, un instante.
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