TÚ SABES DE QUÉ HABLO.
Tarde de nubes frías, sumas de sombras
y falsas verdades, ruinas y vientos, lugares comunes.
Y esta vieja retórica que llena el poema
con lo ya conocido: la traición y el llanto
de las palabras.
No importa que abril haya llegado descalzo,
porque tú has dejado caer el cuerpo,
has pisado la sangre.
Tú sabes de qué hablo.
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