UNA IDEA ABSURDA
Hace daño la luz,
pero más daño su ausencia,
la mordedura
que no se siente
y vive en tu piel,
sin que nadie pueda borrarla.
Miras el rastro
que dejan las hojas.
Y piensas que nunca
han sido libres,
que ayer pudieron reinar
bajo el sol o la tormenta,
sólo un instante.
Y aquí, caídas
las recoges
para hacer con ellas
algo distinto.
Un fuego que crezca
hacia atrás.
Y una luz que las levante.
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