La víspera con su aguijón desnudo inyectando dolor, y a la vez el necesario consuelo para seguir viviendo. El regreso a la vida diaria borra todo lo acontecido hasta hoy, deshace las imágenes almacenadas, diluye el eco de las conversaciones , los recuerdos esparcidos como hierba seca que no se recoge. Fue la dicha un sueño igual que la escritura, tan incierto e irreal como un alcohol que se destila sólo para quemar.
y así seguiremos, viviendo atados a nuestra vida diaria, esperando y soñando nuevas aventuras...
ResponderEliminarPablo