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martes, 31 de mayo de 2016


RECUERDO QUE

Durante años
fui obediente.

Al despedirme

daba, siempre, 
las gracias.

domingo, 22 de mayo de 2016


Como es alegre la amistad, severa
de aspecto pero grata a la memoria,
y resiste y persiste y fluye y dura.
                                                                    
                                                        Antonio Carvajal


LLAMANDO A LA LLUVIA

Habla el tiempo.
Somete las cosas a su voluntad,
las deja sin memoria,
casi desnudas,
para que no sufran.

Él, sabe que la luz
también termina por irse.
Después el frío
que hay dentro,  
lleno de dudas, sale muy herido.

Entonces se quedan
los recuerdos
y estos sitios más huérfanos.

Y la amistad
es una planta sin agua

llamando a la lluvia.

domingo, 15 de mayo de 2016

Aquí, bajo árboles como los árboles de un grabado de Durero
                                                                               Seamus Heneay

UNA RESPUESTA

Como esos árboles, en el grabado de Durero,
o los que dibuja Salvatore Rosa,
en una plancha de cobre,
bajo un cielo casi romántico,
el deseo guarda los días
a salvo de la fortuna,
la que distribuye virtudes y bienes
aleatoriamente.

Y ese recuerdo
-el que cada uno de nosotros
se lleva hasta la tumba -
es el viento detenido, lleno de sol, sobre las hojas,
en la orilla de una vida que comienza.

martes, 3 de mayo de 2016

TIERRAS  INTERIORES

Apenas medio siglo nos separa.
Esos días más viejos, y más oscuros, según viajen las nubes
                                                                                       o se queden.
Llueve en mitad del valle
                                                como ha llovido siempre.

Los bueyes tiran de un arado que escribe en la tierra.
Y veo las montañas,
el perfil de la sierra entre una selva negra,
y unos hilos encendidos como en una rueca
al caer la tarde.
Las voces resuenan como en una bóveda de piedra.
Las mujeres arrodilladas repiten el mismo salmo
                                                                       con los ojos cerrados.
Una campanilla anuncia
cuándo los feligreses deben levantarse.
Es parecida a la que llevan los animales en su cuello.
Van con el paso aprendido, y regresan al llegar a la linde.

Entonces él levanta los ojos
                                                                  y  mira la tierra
como sólo se mira aquello que has amado.

La tormenta y las montañas 
                                            están ahí, un instante.