Vistas de página en total

lunes, 21 de marzo de 2016

Para Francisco Brines

LA VERDAD ENTERRADA EN UNO
                                              

Lo culpamos por todo.
Por lo que sucede, y por lo que ya olvidamos.
Por la brisa en la orilla
cuando acaricia un cuerpo
que no será tuyo.
Por la dicha de querer comprender el mundo.
La luz de ayer, si vuelve,
no viene sola.
Trae su mitad de sombra.
Así las palabras, con su temblor
y su arrogancia. Restos de vida
sepultados para nadie.
Y si un fulgor llega del horizonte
y la mirada sigue la senda
qué difícil es volver los ojos.
Y qué silencio se abre ante ti  
y arremete con furia
                                        hasta derribar el sueño.


miércoles, 16 de marzo de 2016

¡Qué lento pasa el tiempo, y qué medido!
                                   Antonio Colinas


¡QUÉ RÁPIDO  PASA EL TIEMPO, Y QUÉ MEDIDO!
                                                                                 

¡Qué rápido pasa el tiempo, y qué medido!
Ayer crecían los frutos del avellano
y el sol y el agua cubrían la hierba.
Aún guardo esos días como si fueran míos,
la rueda parada, y los sacos de grano en la tierra,
las nubes acariciando un verde intenso,
y el runrún de las chicharras,
y los pájaros revoloteando sobre el pecho.
Nunca la vida ha sido como lo fue aquellos días
con sus largas colas de luz, sus risas
y emociones: sentir más fuerte el latido
de una vena, acaso como un presagio.
Ahora, el viento mueve las viejas ramas,
y se oyen los pasos equivocados,
las sombras sobre el puente, ya sin tablas,
sin nudos que mantengan
el cuerpo, lejos del vacío.
Las ausencias reclaman una mano.
La memoria es lo único que tienen,
el sueño de saber
que todo aquello no ha muerto.
¡Qué lento pasa el tiempo, y qué medido!
si vuelvo de noche
a mirar el molino entre la hierba,
en busca de una señal, de un testigo
que diga qué fue de esos días,
por qué la negra amenaza acabó con todo.

Y oigo el lamento de las ruinas,
al pájaro solitario que no duerme
donde sólo reina la tristeza
y no hay ni dueño ni orden.

Arde el templo.
Las llamas ascienden solas.

domingo, 13 de marzo de 2016

MISERICORDIA

No tienen horario
y no respetan las normas.
A veces tampoco son fieles a los afectos.
Son orgullosas y humildes, señoras y siervas.
Pero nunca he sentido el espíritu tan tranquilo,
y mi vida como ahora,
cuando llegan y abren la puerta
y cruzo el umbral que deja atrás
una existencia gris, si no están ellas,
aunque sea un mendigo. A fin de cuentas
qué más puedo pedir, seguir sus pasos
entre la niebla. Allí donde la luz
consigue borrar el miedo. Y abrir las manos
para recibir lo que estén dispuestas a darme.

Y alabar, un día y otro, su misericordia.  

lunes, 7 de marzo de 2016

LOS AÑOS

Conviene no olvidar, o tal vez olvidarlo todo.
¿Qué dejan los años? 
Mucho ruido e indecisiones.
Aquella silenciosa melodía, la de los árboles 
formando un camino perfecto
bajo el sol de la mañana.
¿a quién se ofrece, ahora?

El viento borra las defensas,
cambia las hojas de sitio, su forma y su tamaño,
y engaña la mirada.
No conviene abrir los ojos
con demasiada fuerza.

La suerte de aquellos días

                                            la tienen otros.