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domingo, 29 de abril de 2012



Cruzo un jardín corrupto, lleno de sueños, construido con falsas piedras, y setos inexistentes. La suerte se ejercita en cada rosa, suspendida entre la niebla y el fuego de los días. Crece el milagro de la dicha de la misma forma que crece la sombra, su respiración camina a mi lado, inútil y necesaria. El jardín guarda en mis ojos silencios que adivinan algunas certezas. Pero sobre todo la flor más bella, su nombre es incertidumbre, una raíz que se alimenta con el miedo.

jueves, 26 de abril de 2012




Moreno Villa sitúa unas tijeras y dos ovillos cerca del río que recorre el cuadro, una línea quebradiza difícil de contener en su descenso. La montaña acumula inviernos, sucesivas edades como finas capas de sedimentos que se olvidan. Cada deshielo deja la piel  deshabitada. Luego la enfermedad trabaja, día y noche, despojando la tierra, arrancando la raíz del paisaje, tan extraño  como un lecho que no deja conciliar el sueño.  No oigo la música del horizonte. No hay nadie. Sólo el tiempo, y aquello que lo niega, la corteza desvaída, el balbuceo de alguien que no recuerda. Que ya no vive.

domingo, 22 de abril de 2012


Voy detrás de la lluvia moribunda, que diría Pacheco, lejos de los cuarteles y sus celdas.  La carga oprime el hueso, la piel gastada de un sueño que necesita aire, y un lugar en la hierba. Salto de una piedra a otra, de un tiempo que no regresa a su recuerdo. Los ojos se acostumbran al sacrificio, lo real es sólo un paso equivocado. Cruzo la corriente tratando de no dañar el tiempo, seguro de ir río arriba y llegar al nacimiento, allí donde las aguas se remansan en un espejo no manchado, sin sombra ni aliento, sin la huella del deseo. Voy detrás de la lluvia, hacia el pasado.


Cumplen algunos con los preceptos de la retórica y perfilan el resplandor de lo perfecto, la forma última alimentada con erudición y método, pero olvidan que un cuerpo envejece y pierde precisión, también consistencia , y que cuando eso sucede lo que queda, si ya el traje o la armadura no recubre los huesos, se enfrenta a una prueba mayor. Y entonces de qué poco sirve el patrón elegido, la destreza y la técnica. Desnudos, y hermosamente solos, frente a frente. Tan libres, tan esclavos, unos y otros.

domingo, 15 de abril de 2012



Todos los refugios que he ido construyendo, los de piedra, levantados con voluntad y esfuerzo, con  renuncia y aceptación, con silencio y miedo, y aquellos otros que creía indelebles, más sutiles y duraderos, los de la palabra, prometedores de amparo y caricia, con los años cada vez más decaídos,  derrumbándose a cada ráfaga de viento que hoy acude y zarandea mi cuerpo, o esa rama que se agarra desesperada entre el cañizo. Quien sufre la embestida  y cierra los ojos esperando que pase el viento vive siempre temeroso. La palabra, entonces, se alimenta en una tierra estéril, en una tierra quemada por el duelo.   

martes, 10 de abril de 2012



De Vila-Matas a Ezra Pound, del Bosco a Pérez Siquier, de Charlie Parker  a Carlos Paredes, como si fueran sus ojos mis ojos, y sus manos las manos que necesito para abrir un hueco entre las sombras, una salida en esa dura telaraña que cierra el paso. Oigo la caricia del pensamiento que se acerca hasta esta celda, y el ruido de su marcha. Cumplo con mi trabajo, y llevo la carga vacía del tiempo . Un destello es suficiente para sentir que algo no se pierde, y en ese destello deposito lo que queda del amor, una palabra que guarda la libertad en otra celda, y mi pobre anhelo.

viernes, 6 de abril de 2012

Sigue siendo el tiempo un misterio que escapa a las predicciones y los deseos. La incertidumbre amenaza nuestros cálculos, por muy precisos y justos que sean. Las leyes imperfectas cumplen con su destino, otra amenaza que mantiene las cosas en su sitio, y no da tregua. Cuando me equivoco es porque he elegido un rumbo incierto, como ese barco que  encalla en los arrecifes, y  mi  pensamiento deriva hacia las sombras y no cumple con su tarea.  La libertad es una carga necesaria, que prepara para el futuro, la incertidumbre un accidente igualmente necesario.  Las celdas de la memoria cumplen si nos liberan del miedo, si aceptan que hoy es viernes, para los cristianos un día señalado,  y que detrás de cada muerte sólo hay una equivocación.


lunes, 2 de abril de 2012

Son los adelantados, vencejos o estorninos cruzando de una punta a otra el ventanal de pequeños cuadros. La luz deja un rastro de cobre, su veta en los cristales, y es grato mirar el cielo, la tarde que también se mira, aún quieta, despreocupada de esas ráfagas de viento. La razón no concede ningún valor a las cosas. Los muros blancos reflejan las aguas interiores, tan cerca y tan distantes, el ruido equívoco de un sueño cuando llama, y nadie contesta, por temor, por el dolor que deja cuando pasa. Abres la ventana y entra la noche disfrazada, con todo su esplendor y su engaño. Y crees ahora que la muerte es un personaje sin obra en este ensayo, alguien virtuoso porque no repara en tu ofensa.

domingo, 1 de abril de 2012

No sé por qué el viento aleja las nubes, la sola esperanza de una lluvia menuda que cubriera la tierra del jardín, los muros resentidos y la piel reseca, envejecida antes de tiempo. Abril despierta los sentidos, la sed y la caricia, cuando florece lo que creíamos ya perdido. Los brotes nacen entre los nudos que duermen para siempre, con esta luz que entierra y resucita, que da y quita la vida sin remordimientos. Una luz que no juzga, y no distingue otra verdad que no sea ésta. Nadie recuerda lo que muere, más allá de las últimas lluvias. La primavera no se lamenta por los ausentes, los aparta de nuestra memoria, y cubre su recuerdo con brotes nuevos.