Vistas de página en total

lunes, 30 de mayo de 2011

Tal vez envejecer sea desfallecer ante los límites, del cuerpo, del espíritu. Nunca  antes podíamos imaginar que todo tiene término, y que ese término nos enseña la verdad que nadie quiere reconocer. Se suceden los días, uno tras otro, idénticos en su insignificancia hasta arder en el olvido. Cuando alguien llama y sucede algo, más allá de lo esperado, deseamos no despertar nunca, seguir el curso que nos lleva hacia un lugar que sabemos conocido  -  sólo el que mira deseando descubrir se siente reconfortado -  pero al menos recordamos quiénes éramos, aquéllos que sin conocer los límites los negaban, adorando lo que hoy nos da miedo. El cuerpo acata con desprecio la cobardía. Ruin espíritu que se conforma, y se compadece,  condenado a desaparecer.




domingo, 29 de mayo de 2011

Llegan inesperadamente las lluvias. Vienen acompañadas de una brisa fría impropia de este tiempo, y de estos lugares. El sur se alimenta de luz, pero esta luz de hoy se encierra en si misma. Parece imposible, casi un espejismo, ver las calles mojadas, las sombrillas de agua abiertas y bajo ellas los hombros desnudos de esas jóvenes que pasan deprisa, cruzando de una acera a otra. Miro el cielo impenetrable, extrañamente digno en su terca generosidad. Me ofrece un día para el recogimiento, para la calma que busca siempre el cuerpo con la fatiga a sus espaldas. Dejo la ventana abierta para que entre el frío, y coloque su mano sobre mi hombro. Verdad y dicha, dos anhelos que pueden fundirse como el agua y la tierra, mientras llueve.

sábado, 28 de mayo de 2011

Este día indeciso nos contagia su abulia. Surgen tímidos los primeros rayos de sol pero se ocultan ante la presencia de unas nubes alargadas. Van y vienen, sin decidirse. Se acercan y se alejan como los pensamientos. Marc Fumaroli reivindica en el prefacio a La diplomacia del ingenio la prosa francesa elejada de la vehemencia y el desgarro, de lo sublime de la poesía. Con Montaigne los franceses alcanzan un nuevo estilo, esa prosa donde las ideas se alían con el ingenio para convencer a lector de que la verdad es siempre relativa, y depende de la distancia que se establezca frente al mundo, de lo que separe corazón y sociedad. Sobre esa base nace una nueva literatura, un nuevo hombre. Quizás más tolerante, pero más distante.Nace el otro, el que observa, y calcula.

viernes, 27 de mayo de 2011

Si no fuera por ella seríamos más infelices. Aparece en nuestras vidas como un soplo de aire que nos devuelve el aliento perdido. Es el viento que aleja las nubes, la sombra que nos ofrece un respiro en el camino. No hace falta llamarla, acude por voluntad propia, cuando todo parece que termina, cuando nadie nos ofrece una parte de la misericordia que creemos merecer. Hay gente que vive sin ella, y otra que la necesita a su lado. Qué más puedes pedirle si te acompaña, aunque no la merezcas más que otros.

jueves, 26 de mayo de 2011

Estos días que llegan y pasan deprisa, uno detrás de otro, como días perdidos porque la vida no vale. Qué terrible dejarlos pasar sin que nos digan algo. Ayer invocabas una lluvia deseada, y hoy el agua trae el deseo de una lluvia diferente. Sólo han sido unas gotas pequeñas, tan dispares las unas de las otras. El cielo ocupado por la bruma y el calor, como si alguien estuviera encendiendo unas brasas. Pero, ¿ qué has hecho hoy que merezca guardarse? . 

miércoles, 25 de mayo de 2011

Llueve sol. Bajo las sombras respiro el aire todavía limpio, sin barro que ahogue. Las hojas del jazmín reposan en la tapia. Abiertas las rosas resisten el resplandor del muro, la soledad que se esconde tras una ventana cerrada a cal y canto. Duermen aquellos que tienen la conciencia tranquila. O duermen sólo los enloquecidos, los apartados del mundo, lejos de esta visión que me obliga a cerrar los ojos, a pensar que las lluvias del verano llegarán pronto, sabiendo que no podrán llegar hasta el otoño.

martes, 24 de mayo de 2011


Pilar y Rafael llegaron a Almería el sábado . Se alojaron en un hotel de Aguadulce que ya conocían de algún otro verano. Vienen frecuentemente a estas playas buscando la tibia calma de las primeras horas de la mañana, y las últimas de la tarde, cuando el sol se aleja y el calor concede una tregua. Los granadinos siempre se encuentran como en casa en estas tierras de Almería, y eso se nota en la naturalidad con la que se mueven, en sus gestos, en sus pasos. El sábado almorzamos juntos en un chiringito del paseo marítimo, junto a la playa. La conversación fue desde el primer momento como la de los viejos amigos que se reencuentran al cabo de los años, y tienen demasiadas cosas que contarse. Y sin embargo apenas nos conocíamos. La primera vez que vi a Rafael fue cuando recogí los ejemplares de mi  libro Vía Nova, allá por el año 2001 , en el servicio de publicaciones de la Diputación de Granada, donde trabajaba. Luego estuvimos juntos en el Palacio de los Condes de Gabia , la noche en la que Miguel d´Ors me acompañó en la presentación del libro, allí estaba mi querido Carvajal, responsable  de la edición. Después , habíamos hablado por teléfono en dos o tres ocasiones, poco más. Y sin embargo el sábado tuve la sensación de volver a ver a unos viejos amigos , tanto Pilar como él, fueron entrañables, por su cercanía y su generosidad.  La conversación se alargó hasta muy tarde. El mar, recortado por un amplio ventanal sin cristales, estaba tan luminoso, que entraba hasta nuestra mesa. Tras los cafés y algún cigarillo decidimos alargar la tarde paseando por Villa África. Fue entonces cuando hablamos de poesía. Rafael Juárez es un poeta que decidió un día no vivir de la poesía. Su obra es la de un poeta alejado del mundo, de la corte . Sus lectores lo saben. Poesía verdadera. Un clásico. La lectura que hizo el lunes en el Aula fue inolvidable.
 Sábado, 21 de mayo. Desde Abrucena seguimos un camino de montaña hacia la sierra. Íbamos en busca del encinar situado a mayor altitud de toda la península, aproximadamente a 1.500 metros. La sierra sin nieve se descubría desnuda. En lo alto el sol acariciaba las rocas, y ni siquiera las nubes eran una amenaza seria. Entramos en un escarpado bosque de encinas que crecen en los bordes rocosos, detrás de un rastro cierto que nos llevara hasta los boletus que nacen entre los chaparros. Dos ejemplares se escondían sin dejar al descubierto más que una mancha ocre, y una piel lisa.

Fueron los primeros que cogimos. Después seguimos otro rastro, el de la pata de perdiz, más abundante entre la pinaza , aunque también nacen cerca de las encinas, bajo su manto protector. Eran ejemplares jóvenes, y sanos. En el bosque la mañana se mecía sin  prisa, ajena a la discordia , al ajetreo de los hombres, a sus horarios y  obligaciones. Dos hombres y un perro, lejos del mundanal ruido, en el bosque que guarda, después de siglos la misma naturaleza. Hubo un tiempo para el amor y un tiempo para la guerra, pero aquí nadie supo nada. El sol deslumbraba entre las ramas poderosas, y se encendía en la corteza , como si fuera un friso de piedra esculpido por hábiles artesanos. Hombre y universo, en un sueño imposible.

Para Francisco Peralta.

jueves, 19 de mayo de 2011


Pocos elementos, unos erizos de castaño, unos palillos de hilar a mano y una vieja fotografía en blanco y negro, de pie, sobre un paño. Después elegir el lugar donde deben reposar, y el horizonte que queda detrás. La piedra sostiene y delimita. Luego situar cada cosa esperando que encuentren su lugar, y dejar que los ojos vean algo que no existía antes. Esperar que la luz no distraiga, y que llegue el hálito hasta el altar, y arrodillarse para sentir la humildad como una gracia. Un pequeño homenaje a Toni Catany.

martes, 17 de mayo de 2011



No hace tanto tiempo. Al principio supuse que no veía un muro protegido desde la infancia. Entonces era frecuente ver las tapias armadas con sus defensas. Siempre creí que aquello era una reminiscencia de otra época, quizás de la posguerra, cuando había que persuadir a los ladronzuelos para que eligieran otro huerto, aunque los frutos no fueran tan tentadores. Pero no, de eso no hace tanto tiempo. Esta tarde mientras esperaba mi turno en los aparcamientos de uno de esos sitios donde inspeccionan los vehículos me fijé en los árboles que asomaban detrás de una tapia, era una finca que conservaba un gran aljibe para el riego, ya seco. Tuvo que ser, me dije, una gran hacienda, con cultivos y frutales. Pero ahora quedaba limitada, encerrada entre nuevas construcciones. El nombre del paraje Zamarula me resultó curioso. Toda esta extraña toponimia, El Marraque,  El Chuche, rememora lo que fueron grandes fincas, hace apenas medio siglo, pequeños oasis con sus grandes propiedades cerca de la vega. Aquellas familias afortunadas hacían su vida intramuros. Afuera quedaba el mundo, y para sentirse seguros no bastaba con la ley y las fuerzas del orden. Todo servía para persuadir a los necesitados. Hoy esta tapia es una falsa alegoría, pues qué puede quedar del pasado, sólo sombras.    

lunes, 16 de mayo de 2011

Nunca sentí molesta la mano del viento, ni siquiera en los días más tórridos del verano cuando el levante asola, y obliga a esconderse. Me acostumbré a su terca insistencia, a su revuelta, quizás porque la luz disminuía su presencia, invadiéndolo todo. Este viento del noreste, ahora que llevamos unos días con los cielos cubiertos de nubes extranjeras y el sol duerme en algún lugar, deshace la calma y acentúa el desánimo. Los días siguen siendo ajenos al lugar aunque la humedad se refugie como siempre en nuestros cuerpos. Puedo permanecer lejos de lo que pasa, pero este viento insiste en traerme cada tarde el recuerdo, y entra dentro de mi con toda su furia.   

domingo, 15 de mayo de 2011

Deja correr el día, y que siga su curso, sin que nada lo aparte de su destino. La luz alcanza en su cenit el poder absoluto. Cualquier rastro de azul, cualquier detalle, nos pasa desapercibido. Su fuerza, su soberbia, se irán poco a poco consumiendo. Todo, más pronto o más tarde, decae. Será entonces, cuando salgan esos pájaros nerviosos de sus escondrijos y dibujen en el aire vuelos y algarabía, el momento de abrir los ojos, y respirar. Al cabo, se trata de mantener la calma frente a las llamas de una hoguera encendida por los excesos, y resistir la afrenta.

sábado, 14 de mayo de 2011

Cruza el sopor lo que queda de tarde. No me extraña que aquel que quiere encontrar en el espíritu una salida necesite apartarse del mundo. La necesidad agudiza los sentidos, los dispone para la búsqueda. La abundancia, en cambio, sólo nos acerca a lo conforme. Si lo tienes todo necesitas nada. Si estás con muchos no puedes saber quién eres. La estación del fuego y la humedad será larga, casi seis meses. Y no estás preparado. En este estado de cosas conviene saber cuáles son nuestras debilidades, qué parte del cuerpo requiere más olvido, pues no me atrevo a pensar siquiera que el castigo contribuya en algo. Después, de ti depende. No todos estamos llamados para un mismo fin. 

viernes, 13 de mayo de 2011

Esta mañana, camino de Aguamarga, la luz fosca aparecía y se alejaba detrás de un cielo casi ciego. La tierra, sin embargo, mostraba complaciente la exhuberancia de los espartales, un verdor inusitado sólo roto por la blancura de las paredes de cal de viejas construcciones, algunas casas de labor con sus aljibes. Tierra generosa que siempre entrega más de lo que recibe. Todo lo que veían mis ojos parecía dormido. Enseguida apareció la boca del mar, un mar teñido, turbio, por falta de luz. Ni siquiera las primeras casas del pueblo, alegremente vestidas de verano, consiguieron cambiar la cara de este día. Fui a Aguamarga pensando en aquellos días, cuando hubiera dado por vivir lejos de la ciudad todo lo que tenía. Hoy, sé que este lugar no me recuerda.    

miércoles, 11 de mayo de 2011

Ni siquiera la noticia de la aparición de las primeras setas primaverales, unas senderuelas ( marasmius oreades) en la sierra de Abla, ha conseguido alejar estas brumas interiores. Tiempo éste de obligada resignación cuando los cielos también extraviados no consiguen abrir un hueco de luz, pero se siente todo su peso. Empieza lo que será un largo y tedioso verano. Se nota ya en el aire la brasa que se inflama al contacto con la piel. Tendría que encontrar algo que pudiera distraerme durante estos meses, algo en lo que entretenerme, haciéndome olvidar la vida que pasa.

martes, 10 de mayo de 2011

Siempre he sentido rechazo por los trabajos manuales, y no me refiero sólo a los que exigen un esfuerzo físico, sino a todos los que requieren una destreza manual, basada en el entendimiento de lo que se hace, en la estrecha relación mundo/ hombre. Suelo sentir en esos casos de extrema urgencia en los que hay que ponerse a arreglar alguna cosa una torpeza, una desgana, que me paraliza. Me digo, con el ánimo de justificarme que debe ser por el tiempo vivido en otros cuerpos, en los que fui alguien dedicado al trabajo de sol a sol, en días de lluvia y ventisca, en noches frías llevando el agua de un prado a otro. Lejos quedan esos días de entrega, y mi obligada disposición a saber cómo era la realidad para domeñarla con mis manos. Pero qué lejos queda ése que fui para que ahora pueda ser éste, un hombre que ha depositado en la mirada, en la contemplación del mundo, su único anhelo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Ando estos días ocupado en redactar las líneas de presentación del Rafael Juárez. Nada me resulta más esforzado que indagar en los versos de alguien con el propósito de construir una interpretación o teoría poética. Lo que necesito cuando leo es que la palabra llegue a ese lugar de mi cerebro donde reina la intuición   - el impulso, la emoción, lugares vírgenes siempre, alejados de la conciencia y el análisis -   y la zarandee. Sólo sintiendo esa convulsión, que no sé nunca a qué responde, consigo ser dichoso. Por eso intentar explicar con palabras lo que siento es algo así como buscar un grano de arena con nombre en un desierto. Y sin embargo persisto en el intento.  

domingo, 8 de mayo de 2011

En la fotografía aparece sujetando una escopeta de caza, vestido con traje gris y corbata pintada, una fea mancha de color. Lleva sombrero y unas gafas grandes que dejan sus indefensos ojos azules en el centro de un naufragio. Su mirada es cándida, frágil. La de alguien que no ha causado daño a nadie, excepto a sí mismo. El cuerpo erguido y flaco sobre un esqueleto trabajado en la noche, en esos sueños que no rehuyen ningún salto mortal, ni siquiera el de la ternura. Una imagen que nos alienta a enfrentarnos con nuestros miedos, armado con munición, y dispuesto a todo. Ése era W.S.B.

sábado, 7 de mayo de 2011

No recordaba mis sueños hasta que esta mañana leyendo a W.S. Burroughs descubrí su sueño de volar. Es extraño, pensé, el sueño de Burroughs no se parece en nada a mi sueño de volar. Supongo que cada uno tiene su propio universo onírico, y es ahí donde somos diferentes. En mi sueño lo más difícil era iniciar el  vuelo. Recorría una gran distancia buscando en el impulso de mi cuerpo la fuerza necesaria, levantaba los brazos  hundiéndolos en el aire, con el deseo de poder elevarme, y dejar atrás la tierra,  todo mi peso, mi cuerpo de hombre. El inconsciente ha borrado todos los intentos fallidos, como si no existieran. Y sin embargo puedo contar cómo ya en el aire, sin miedo, a gran altura, me desplazaba libremente. Los árboles, las montañas, pequeñas casas en lo más profundo, quedaban atrás, bajo mi cuerpo, que dibujaba una línea horizontal casi perfecta. Bajo mi cuerpo el mundo era hermoso, habitable, sereno. A veces, cansado de sentirme libre, descendía buscando algún calvero. Todo el temor que no había experimentado antes me paralizaba. Mis brazos, mis piernas, perdían naturalidad en sus movimientos, y no respondían a mis deseos. Los nervios me zarandeaban, y caía, caía. Entonces, abrí los ojos,  y un sol frío entró por la ventana hasta mis brazos .      

jueves, 5 de mayo de 2011


Comenzar cada día como si nada pudiera ponerle término, cerrar las hojas de la ventana para que la luz pase sin nadie. Abrir las vendas que esclavizan los ojos, y alimentar la mirada que ha permanecido mucho tiempo caída. La luz se acerca a quien la recibe con los brazos abiertos. Un cielo extrañamente luminoso se asoma a la pared más blanca, cubriéndola de esperanza. Y nos limpia por dentro.     

Dice Kafka en sus Diarios que una de las ventajas de llevar un diario consiste en que uno cobra conciencia, con una claridad tranquilizadora, de las transformaciones a que está sometido incesantemente … uno encuentra en su diario pruebas de haber vivido .
Pasada una edad no queda tiempo. O el poco que queda no debe desperdiciarse. Pero, ¿servirá para algo escribir aquí lo que el ojo es incapaz de discernir? El azar ha de llenar, una vez más, esta intemperie, abrigar este cuerpo.

miércoles, 4 de mayo de 2011



Cómo saber qué destino es el nuestro, qué camino elegir sabiendo que quedan atrás otros caminos cerrados para siempre. Cómo reconocer que lo que has andado no ha sido en balde, que sigues la buena senda, más o menos orientado hacia ése que quieres llegar a ser. Sólo así sentirás la lluvia en tu cara o la tormenta que deja sobre ti esas piedras frías destrozando los días que han de llegar. De una manera o de otra nunca sabrás si lo que has elegido era lo que merecías, si merecías más, o tal vez menos. Pon tu empeño en no mirar atrás, pues el tiempo nos arroja a su capricho, y el tiempo nos recoge , sin que nada ni nadie sea capaz de evitar la caída. Mira lo que mañana ha de traerte, y agradécelo. Poco o mucho es para ti.

martes, 3 de mayo de 2011

La tarde está tranquila. Reconozco a esos pájaros que aletean sobre los terrados. Quedan pocas nubes, dispersas, como estrías blanquecinas, que alguien dejó olvidadas en su viaje de primavera. Respiro este tiempo de calma, la luz que se posa sobre la tierra, y que está también en el aire, antes de que corra la noche su  telón más negro. Pienso en aquellos que guardan en sus manos la esperanza, la medida de las cosas, ese anhelo por alcanzar aquello que se proponen, sin ningún menoscabo, sin miedo, con la convicción de dar todo lo que tienen, y de no importarles el fracaso, ni tampoco la vida que va en ello.

lunes, 2 de mayo de 2011

Acuéstate, no queda nadie. La luz está también cansada. Mírala, desea que cierres este día, que no sigas empeñado en algo que nadie sabe para qué. Cierra los ojos, y que la noche acuda a tu lado, sin sobresaltos.
Estos días nos obligan a mirar más adentro. Si no hay horizonte y un cielo de aluminio nos encierra, y no pueden los ojos descubrir lo que se esconde, si alguien sigue al otro lado intentando como tú descorrer esas sombras, pero nadie se acerca. Lo poco que queda es buscar en algunas páginas otro horizonte. Por ejemplo el que nunca tuvo Anna Ajmátova , y sin embargo en sus poemas nos dejó dibujado, una manera de encontrar la salida, el deseo que no renuncia, que no claudica.    

domingo, 1 de mayo de 2011

Todo está cubierto hoy de una espesa grisura. El día igualmente impenetrable, a pesar de la hora, no es muy propio de estas latitudes. Así el corazón se acerca a las nubes que ahogan cualquier respiración. El deseo se esconde esperando que pase la tormenta que ha de llegar, y nos inquieta. Pero dónde está la templanza, la calma, la entereza que necesito para no abdicar ante el desastre.